domingo, 30 de octubre de 2011

aLIBIAdos

A propósito del asesinato de Muamar El Gaddafi el pasado 20 de octubre de 2011 y, dado que analicé el conflicto de Libia en desde dos perspectivas en dos artículos publicados hace algunos meses y titulados: ¿Cruzada colonialista de occidente u Odisea al amanecer? Y Del libro verde a la verdadera soberanía popular, quisiera realizar ahora un análisis de las posibilidades reales que existen en ese país para que—lo que consideré como las medidas inmediatas para que se acometiese la instauración de un régimen democrático en ese país—se hagan realidad. Además de la curiosidad que pueda suscitar dilucidar esta incógnita, creo imprescindible primero realizar una reflexión acerca de la forma en la que fue asesinado el dictador Gadafi, gracias a lo cual estamos hoy en día hablando de posibilidades de cambio. Considero que, teniendo en cuenta cómo se han llevado a cabo los cambios, podemos esperar un desenlace u otro o, podemos siquiera adivinar por dónde irán los tiros en un futuro próximo, si me permiten dicha expresión, que, por cierto, puede sonar literal en función de lo que ocurra en un futuro no muy lejano.







La muerte de Gadafi fue sin lugar a dudas un asesinato por parte de los rebeldes con ayuda de la OTAN. Esto se explica por el procedimiento anterior a su muerte. Como sabrá el lector, y según diversas fuentes periodísticas, un avión francés de la OTAN bombardeó un convoy que transportaba al dictador, sus hijos y su gobierno hacia otra ciudad, acción a la cual se sumaron los rebeldes, quienes remataron brutalmente a Gadafi. Como saben existen vídeos circulando por la red de las evidentes torturas que sufrió el dictador a manos de los rebeldes, entre éstas está la sodomización. El asesinato del dictador Gadafi a manos de los rebeldes fue nada más y nada menos que la venganza de una población oprimida que toma la justicia por su mano y emplea la costumbre del ojo por ojo, diente por diente. Lo correcto para toda población civilizada habría sido la captura del dictador y la entrega del mismo al Tribunal Penal Internacional para ser juzgado y condenado por los crímenes cometidos durante la guerra civil acometida en su país.

Al margen de esta reflexión, quisiera en este artículo analizar las posibilidades que existen de que los llamados rebeldes, es decir, los opositores al régimen dictatorial gadafista, lleven a buen fin la instauración de la democracia. Cuando hablo de los rebeldes en genérico me refiero al Comité Nacional de Transición de Libia, formado por opositores al régimen, es decir por los mismos rebeldes, que son quienes han luchado a pie de calle por el cambio. Sería muy interesante conocer en profundidad la idiosincrasia de este colectivo en apariencia diverso y compuesto por representantes de pluralidad de tribus.

El Consejo Nacional de Transición (de ahora en adelante CNT) es—a efectos legales—un ente organizado para acometer la transición democrática en Libia. Su objetivo más inmediato era la caída de Gadafi y su cometido es firmar una Constitución que permita la formación de partidos políticos y sindicatos. El CNT está compuesto por 31 personas representantes de las diferentes regiones libias. Su líder es el que era Ministro de Justicia del régimen de Gadafi, Mustafa Mohamed Abdul Jalil, que dimitió en 2010 cuando se produjo el ataque a la población civil una vez iniciada la revuelta popular. La segunda persona de mayor cargo dentro del CNT es Adbul Hafez Ghoga, un abogado experto en Derechos Humanos a quien Gadafi llamó ``traidor´´. Éste se mostró contrario a la intervención de la OTAN en Libia. Otra personalidad anteriormente fiel al régimen gadafista es Alí Isaui, quien fue Ministro en 2007 y dimitó como embajador de Libia en la India en rechazo al uso de la violencia contra ciudadanos libios cuando se iniciaron las protestas.

Un personaje muy llamativo que forma parte del CNT es Omar Al Hariri, el hombre que dio el golpe de Estado de 1969 con Gadafi y que en 1975 intentó derrocar al mismo. Es curioso cuando menos que de nuevo quiera liderar la transición política, cuando su modus operandi siempre ha sido el golpe de Estado, y recordemos que la muerte de Gadafi fue ordenada por el Comité al que actualmente pertenece. Esta información puede ser clave para determinar el futuro político de Libia.


De otra parte, tenemos personalidades que nos hacen pensar que Libia va por buen camino, como es el caso del integrante del CNT llamado Mahmoud Jebril, reformista que desde hace años ha sido partidario de instaurar la democracia en Libia.

Con este maremágnum de integrantes se nos plantea la siguiente pregunta: ¿el derrocamiento de Gadafi supone alcanzar el poder por el poder o realmente se está luchando por instaurar la democracia y la justicia? El hecho de que exista entre los integrantes del CNT personajes que antes formaban parte del régimen dictatorial de Gadafi es importante tenerlo en cuenta; no obstante, esto no puede suponer de por sí que esta gente sólo quiera quitar del poder al líder simplemente para sustituirlo, sino que realmente pueden ser desertores del anterior sistema y que necesitaban de una revolución popular para revelarse ellos mismos. La clave de esa incógnita está estrechamente relacionada con la breve reflexión del inicio del artículo. Los rebeldes y, por ende, el CNT, han terminado con Gadafi de una forma salvaje, cruel e impropia de una sociedad democrática. Si realmente estas personas fuesen partidarias de un régimen democrático o siquiera supieran qué implica dicha implantación, el procedimiento para derrocar a Gadafi debía haber sido el mencionado anteriormente como ejemplar.

Con todo y con esto, hay un dato crucial que no merece ser menospreciado, y es que según fuentes periodísticas, los componentes del CNT descartan presentarse a las elecciones democráticas para así garantizar al 100% que la transición política va a tener éxito. Si esto se cumple, existen posibilidades reales de que la instauración triunfe, no obstante el tiempo dirá si los propósitos se materializan y consiguen superar los tradicionales problemas derivados de la pluralidad tribal que caracteriza este territorio y consiguen con ello crear una verdadera identidad nacional.

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Bárbara
Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad de Valencia. Master - Certificado de Estudios Políticos. IEP de Lyon, Instituto de Estudios Políticos de Lyon, Francia. Consultoría política independiente: estudios sociopolíticos, predicción electoral y estudios postelectorales, estudios de opinión pública, cultura política y comportamiento electoral, marketing político y comunicación política.
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